por Félix Rodrigo Mora
(extracto de la reflexión sobre el Movimiento 15M, bájate el documento completo dándole al enlace a pié de página.)
“Sólo la verdad convence” Cicerón
La comprensión objetiva y exacta, hasta donde ello es hacedero, del Movimiento 15-M tiene importancia no sólo ni principalmente por sí mismo, sino sobre todo por lo que significa como síntoma de las muchas, notables y novedosas transformaciones de toda naturaleza que se están produciendo en el cuerpo social, desde su base económica a los sistemas de ideas dominantes, en “España” y en todo el mundo. Por eso, aunque tiene en sí un interés limitado (sobrevalorar el 15-M es un error) y un futuro con probabilidad negativo, su comprensión veraz permite aprehender mejor nuestra época.
Así pues, lo necesario es un acercamiento pensante y reflexivo. Primero, porque la verdad, con independencia de sus consecuencias prácticas, es un valor y una meta primordial, ya que sin ella no nos podemos construir como seres humanos. Segundo, porque no hay acción transformadora sin un análisis estratégico, sin una visión de conjunto de lo real que oriente la intervención política.
Quienes, poseídos por el pragmatismo y el utilitarismo, que en su forma actual ocasionan el vicio del activismo, se desentienden de la reflexión, hacen chacota de la voluntad de verdad y sólo se preocupan por “los resultados” quedarán una vez más burlados y frustrados, porque dar palos de ciego y actuar al buen tuntún no es transformador.
Desde su aparición se han publicado un sinnúmero de artículos y comentarios sobre el 15-M, además de varios libros significativamente breves y superficiales. Mucho más material escrito, audiovisual y de otro tipo aparecerá en el futuro inmediato. El rasgo común a todo eso en lo epistemológico es, por desgracia, la ínfima calidad del estudio, la locuacidad indocumentada y vacía, la más estupefaciente ausencia de ideas [1]. Esto forma parte del juego más esencial del poder constituido, interesado en que no se comprenda lo que está sucediendo.
Para quienes no tienen otra finalidad que arrancar tales o cuales migajas al Estado providente de la modernidad toda reflexión sobra y de lo que se trata es de agitar en la calle con machaconería hasta conseguir sus pedestres metas, más dinero y más servicios. Pero para aquellas y aquellos que se hayan propuesto tratar los grandes problemas de nuestro tiempo, desde la perspectiva de una revolución integral suficiente de la vida social, de los sistemas de ideas y valores y del propio ser humano, el conocimiento cierto es imprescindible.
La verdad es anterior y más importante que la política. Lejos de estar determinada por ésta, la determina y conforma.
Es probable que no sirva de mucho, en las muy aciagas condiciones de nuestro tiempo, recordar que la realidad es siempre compleja y en el caso que nos ocupa incluso hiper- compleja, por lo que debe ser aprehendida en sus contradicciones interiores, en su auto- movimiento y en la interrelación que se da entre sus partes, así como entre cada una de ellas y el todo finito. Sea o no efectiva esta advertencia debe ser expuesta. Asimismo, resulta apropiada la exhortación al análisis ateórico que se esfuerza en comprender la realidad desde la realidad misma, sin primeras verdades, sin axiomas, sin teorías, sin maestros del pensar, sin nada que no sea un estudio muy cuidadoso, pormenorizado y fatigoso de la experiencia.
El pensamiento depende de la experiencia y se satisface en exclusiva con ella. Lo demás es innecesario.
Otra expresión de la completa ausencia de ideas y del simplismo mental que caracteriza al sector institucional del 15-M lo ofrece “¡Indignaos!, de Stéphane Hessel, texto que, en efecto, es apto para suscitar indignación por la manera tan decidida y completa como niega y ahoga cualquier atisbo de actividad reflexiva, pensamiento complejo, altura de miras, grandeza en los fines y voluntad de verdad, en especial lo primero.
El librito, una expresión de pragmatismo extremista, lo que explica su ramplonería, infantilismo, ausencia de voluntad de verdad y espíritu reaccionario, manifiesta bien la barbarie propia del siglo XXI, esa firmísima decisión de renunciar a todo, a la libertad, a la verdad, al bien moral, a la belleza, a la reconciliación con la naturaleza, al quehacer reflexivo, a la primacía de las metas espirituales y, por supuesto, a la revolución, para centrarse en un único propósito, llenar el estómago lo más posible recreándose en los horrores del Estado de bienestar y la sociedad de consumo, renunciando a ser humanos para disfrutar a calzón quitado y ser felices consumiendo. Se trata de llevar una vida de cerdas y cerdos, y eso es todo.
Por lo demás, Hessel, que alardea de haber sido miembro de la Resistencia francesa, en realidad es uno de los que realizó, de 1944 en adelante, la traición a los ideales de las mujeres y los hombres de la Resistencia que de forma heroica y desinteresada dieron su vida luchando contra el nazi-fascismo. Traición llevada adelante sobre todo por el Partido Comunista y el Partido Socialista en “Francia”, esto es, por la izquierda, para crear un régimen de dictadura constitucional, parlamentarista y partitocrático, el actual, que ha negado la libertad al pueblo. Ello ha dado asimismo origen a un capitalismo ultra-agresivo y ha creado un régimen neo-colonial galo del que Hessel ha sido y es destacado alto funcionario, el cual atormenta desde hace decenios en especial a los pueblos de África [2].
El enardecido culto por el Estado que manifiesta Hessel es típicamente francés. En sus escritos asoman la oreja Luis XIV, Robespierre y el resto de los genocidas de la revolución francesa, Napoleón como el Hitler del siglo XIX, la atroz tradición estatista del socialismo, el sindicalismo y el comunismo francés, el mariscal Pétain fusilando a los soldados que en la I Guerra Mundial se atrevieron a hacer real la consigna “Guerra a la guerra” y el general De Gaulle, campeón del imperialismo galo. En la Resistencia nuestro hombre fue su agente, y su lucha contra los nazis no tuvo nada de revolucionario, pues su idea impulsora era el patriotismo y chovinismo galos.
En una visita a Madrid con el fin de presentar su nuevo manual de instrucciones para sujetos sin cerebro, “¡Comprometeos!”, se ha declarado partidario del PSOE y admirador de Zapatero, entrevistándose con importantes gerifaltes de aquél. Teniendo en cuenta que el PSOE ha sido y es, desde el final del franquismo, el partido que mejor expresa los intereses del gran capital multinacional español, y la fuerza política que más a conciencia ha destruido a la sociedad, devastado los valores de la civilización, laminado la moralidad y encanallado a las personas hasta niveles que invitan al llanto, podemos comprender bien los contenidos que este experimentado histrión publicita.
En fin, ¿por qué no nos dice Hessel cuánto dinero está haciendo con sus panfletos, difundidos por todas partes con la más entusiasta anuencia de los poderes constituidos? A fecha de hoy se han vendido, sólo de “¡Indignaos!” en castellano, unas 500.000 copias, a 5 euros. ¿Qué parte de esos 2,5 millones ha ido a la cuenta de resultado de Hessel? Aduce que la que le corresponde como derechos de autor lo dona pero lo obvio es que con sus libros- nada se ha montado un gran negocio de oscuras concreciones. Además, dado que el libro es una estafa debería devolverse los euros abonados a los compradores.
No menos precisos y severos se ha de ser con José Luis Sampedro.
Este funcionario privilegiado del Estado franquista, luego reconvertido a toda prisa en “demócrata”, una vez que las elites mandantes consideraron que debían cambiar su forma de dominación, del fascismo al parlamentarismo, aparece ahora como un “indignado” de pro y como un oráculo de esta radicalidad de pega. Pero, ya que se manifiesta tan “humanista” y dado al buenismo, ¿por qué no nos habla de sus tiempos como alto y probo funcionario del régimen de Franco, así como de los textos que escribió entonces para desarrollar y aplicar la política franquista? Su estatolatría actual, su obstinada convicción de que el Estado ha de ser el todo de la vida social, y las clases populares meros siervos del Estado (a poder ser bien alimentados, adoctrinados, alojados y médicamente atendidos), es la aplicación del ideario estatista a ultranza de Franco y Falange a las nuevas condiciones [3].
Todos realizan el lema más querido por Fernando VII, “lejos de nosotros la funesta manía de pensar”. La causa es fácil de conocer. El pensamiento libre, complejo y capaz descubre el sinsentido, la perfidia y horror del vigente statu quo, estableciendo al mismo tiempo las vías y los fines alternativos que hacen posible su superación, lo que lleva a la revolución. Ahogar las capacidades reflexivas de las personas es la vía más eficaz para mantener el actual orden de dictadura política. Amaestrar en el hábito del no-pensar, como hacen los ideólogos del ala empresarial y estatal del 15-M, es la primera necesidad del orden vigente en las actuales condiciones, de manera que ello se ha constituido en una de las más importantes metas de dicha facción.
El fomento de la ignorancia, el no saber y el no raciocinar, la aniquilación de las facultades cognoscitivas de los seres humanos de las clase populares conforme a una estrategia planificada por las elites mandantes ha alcanzado ya resultados pavorosos. Un reflejo de ello es el libro “La sociedad de la ignorancia” (G. Mayos y A. Brey, 2011) en el que el asunto es debatido, cierto que con muy poca fortuna. Que se elaboren tales textos muestra hasta dónde han llegado ya las cosas en este terreno. El poder constituido desea seres subhumanos inhábiles para todas las actividades del espíritu, comenzando por el pensamiento, y ahora el sector estatal-empresarial del 15-M tiene como meta más importante eso mismo, ayudar al Estado a construir sujetos que distribuyan su tiempo entre trabajar y consumir, sin que en ellos haya nada de reflexivo, espiritual, elevado y transcendente, nada de lo realmente humano.
Frustrar tal designio es tarea de todas y todos los que deseamos un movimiento de masas sustentado en asambleas omni-soberanas, libres de jefaturas y dirigismos de muy oscuro origen, como luego se dirá. Eso exige personas con sus capacidades reflexivas afinadas y desarrolladas al máximo, no los desventurados neo-siervos de la modernidad, seres sin cerebro construidos en serie por los aparatos educativos (en primer lugar la universidad), mediáticos, políticos, culturales y cibernéticos del actual régimen de dominación.
Se ha de considerar además que la nula calidad de los textos que se están publicando por y sobre el 15-M expresa falta de respeto por sus lectoras y lectores. Un libro es un acto de servicio al otro, un esfuerzo desinteresado que busca aportar algo, poco o mucho, al acerbo de los saberes de nuestros iguales, en definitiva una obra de amor. Pero los textos aquí mencionados se manifiestan como una burla a quienes a ellos se acercan, además de una estafa, pues cobran unos euros que en modo alguno lo valen. Sólo una autocrítica sincera y severa por parte de sus autores y autoras puede remediarlo. Eso exigiría devolver el dinero timado a quienes han comprado tales subproductos, lo que es una de las exigencias de la Revolución Ética que el ala popular del Movimiento preconiza. Pero el tiempo perdido escrutando dichos libros-basura no puede ser restituido.
El pensamiento de la izquierda se estructura desde las consignas y la propaganda, esto es, desde la mentira útil, mientras que el que busca investigar la verdad para luego realizarla lo hace desde la experiencia, la voluntad de verdad y el obrar desinteresado.
[1] Una muestra es “Nada será como antes. Sobre el movimiento 15-M”, Carlos Taibo. Su indigencia en los contenidos causa sorpresa. Nada expone y nada argumenta. Aquí el “cierre de la mente moderna” se hace ya acabada, renuncia al quehacer reflexivo. En eso coincide con los textos del ala institucional del 15-M, Democracia Real Ya, Juventud Sin Futuro, Democracia Participativa y otros, cuyo común componente es la exclusión de cualquier actividad cognoscitiva. Dicho autor se presenta como “activista de los movimientos sociales”, un dato más que avala la negatividad del activismo, auto- destructiva manera de ser y estar del sujeto peculiar de la izquierda, causante de una anulación de lo más decisivo en los seres humanos, el uso del entendimiento. De lo que se trata es de ser sujetos reflexivos, activos, sociables, morales y responsables, no activistas. De ser revolucionarios, no activistas.
[2] Un texto que, entre las oleadas de meliflua fraseología tercermundista y “antirracista” (neo-racista) hoy de moda deja ver la despiadada faz del neo-colonialismo francés a que se adscribe Hessel es su libro (en realidad un compendio de trabajos de varios autores), “Hacia nuevas solidaridades. Diez diálogos sobre cooperación al desarrollo”. De quien fuera destacado colaborador del general De Gaulle, y luego afiliado al PS Francés, campeón del colonialismo y después del neocolonialismo hasta el presente, no se puede esperar otra cosa. Su respaldo a la causa palestina es expresión del anti-americanismo del autor de “¡Indignaos!” por motivos patrióticos y de rivalidad entre las grandes potencias.
[3] Escritos franquistas de Sampedro son “Crónica económica colonial”, en Cuadernos de Estudios Africanos 3 (1947) y “El nuevo enfoque del problema colonial. De la “Cuestión colonial” al “Derecho de las materias primas””, en Cuaderno de Estudios Africanos 4 (¿1948?). En ellos el actual indignado aparece como un técnico al servicio del régimen de Franco, al que ayuda a realizar su política colonial para Marruecos y Guinea Ecuatorial (“nuestra colonia” la llama Sampedro satisfecho). Nada hay en esos textos que manifieste la menor disensión o reserva mental respecto al franquismo, antes al contrario. Es curioso que él y Hessel coincidan en su equívoca posición, por decir lo menos, hacia el fenómeno colonial y neo-colonial. Así como otros profesores, García Calvo es el caso más conocido, se opusieron al régimen de Franco y fueron represaliados por él, Sampedro jamás manifestó la menor disidencia como profesor de Estructura Económica en la Universidad de Madrid desde 1947. Quienes le trataron entonces conocían su firme decisión de mantenerse rigurosamente apartado y enfrentado a la oposición clandestina. Todos sus escritos del periodo franquista son de similar naturaleza. En los posteriores prevalece un economicismo populista y ramplón que prima el robustecimiento continuado del Estado, lo que es lógico al ser Sampedro un muy cualificado profesor-funcionario que medra profesionalmente tanto como lo haga el aparato estatal. Por lo demás, el pobre nivel intelectual de sus análisis, mera exposición de tópicos conformistas levemente teñidos de “radicalidad”, cuando no de ñoñeces progres (tal es la novela “El amante lesbiano”), excusa realizar su crítica.
DOCUMENTO COMPLETO "PENSAR EL 15M"