por Tete Llorens
El pasado día 1 de mayo, una noticia a priori casi insignificante, que podría incluso ser cómica o cínica, según se lea, me causó una impresión más que alarmante. En el diario El Periódico, y en otros medios de comunicación, se anunciaba que frente a la alta probabilidad de conflicto entre los vecinos residentes en zonas de ocio, y los jóvenes que por causa del ya famoso botellón, más la reciente ley anti-tabaco, pasarán largas horas en la calle, se barajaba la posibilidad de utilizar un mecanismo que funciona a través de ultrasonidos, que ya se ha probado en Francia, y que únicamente afecta al aparato auditivo de los más jóvenes, ya que la elevada frequencia emitida solo es audible para éstos.
La noticia concretaba : «Su nivel es muy alto y acaba resultando molesto, con lo que se consigue que se alejen del lugar donde está instalado el equipo».
Una vez leída, comenté la noticia con varias personas trabajadoras y habitantes en el mundo rural y rápidamente argumentaron que este tipo de sistema se usa muy a menudo para delimitar las zonas dónde no se desea que pasen animales, explicando que en el área dónde se colocan estos dispositivos, por ejemplo, en una puerta, valla, o zanja, no pasa ni una lagartija ni en una dirección ni en la otra. O sea, que se coloca en el espacio deseado y todo animal viviente que este a un lado o el otro no osa acercarse lo más mínimo, teniendo así el espacio controlado y libre de las visitas inoportunas. Claro está, este sistema también sirve para evitar que el ganado se acerque a la zona que delimita el espacio que separa el vallado de la libertad fuera de las propiedades, y así se consigue mantenerlo siempre confinado.
Debido a que muchas personas sufren el ruido de las noches de ocio en los locales nocturnos, por la proximidad de sus viviendas a los mismos; ahora, con la entrada en vigor de la ley anti-tabaco, al número de los “botelloneros” se le habrá que sumar el de los “humoneros” ( para ponerle un nombre Pop que no les deje en menor lugar ) Según el gobierno poderhabiente estas dos especies “estigmatizadas” deben ser controladas, y a poder ser reducidas, y que mejor manera y solución que disuadirles como se hace con el ganado ....
Acostumbrados a leer y ver todo tipo de cosas, esta breve noticia ha pasado casi inadvertida, y me parece honesto y necesario invitar a la reflexión sobre ella.
Como siempre en todo análisis, confundir la parte con el todo es muy fácil, y en este caso, todo aquel que sufra directamente el ruido que los fumadores y miembros del botellón hacen en el exterior de los locales nocturnos, seguramente apoyará esta medida en caso de ser efectiva, y aunque sea un tormento encontrarse en la situación de un vecino que sufre a “botelloneros” y “humoneros”, deberíamos intentar obtener una visión global más allá de nuestro interés puntual, y preguntarnos que opinaríamos si no viviesemos en zonas cercanas a locales de ocio nocturno y nuestros hijos acudieran a ellos y fueran tratados con ultrasonidos para que llevaran sus botellas y cigarros a otras partes, o por ejemplo si lo hacen con nosotros cuando desde nuestra casa en la urbanización salimos a tomar una copa y nos apetece fumar un cigarro al fresco.
Además de preguntas como ésta y muchísimas más variantes que se alejan del simple “ a mi me molesta, por lo tanto estoy de acuerdo”, sería interesante, después de ver que se estudia tratar “literalmente” a un sector de la población en un ámbito concreto como ganado, observar en cuantas situaciones y ámbitos concretos se utilizan medios para tratar a las personas como animales, aunque quizá sean ya tan habituales para nosotros que ni siquiera lo hayamos advertido. Y por último, preguntarnos que es más escandaloso, si permitir que se utilizen mecanismos de este tipo para seres humanos, aunque estos molesten a nuestro bienestar, o que quizá estos sistemas, dónde la masa social es tratada como vacas, sean más numerosos de lo que nunca hemos pensado.
Aún así, y afortunadamente, por ejemplo, el ayuntamiento de A coruña y el proyecto escoitar.org suspendieron su instalación en una zona frecuentada por “juventudes ociosas”, y un responsable municipal afirmó “que no se instalaría por la alarma social que se ha creado”, y posteriormente afirmaba estar gratamente sorprendido por que se haya creado debate, pues esa era la intención...
Acostumbrados a leer y ver todo tipo de cosas, esta breve noticia ha pasado casi inadvertida, y me parece honesto y necesario invitar a la reflexión sobre ella.
Como siempre en todo análisis, confundir la parte con el todo es muy fácil, y en este caso, todo aquel que sufra directamente el ruido que los fumadores y miembros del botellón hacen en el exterior de los locales nocturnos, seguramente apoyará esta medida en caso de ser efectiva, y aunque sea un tormento encontrarse en la situación de un vecino que sufre a “botelloneros” y “humoneros”, deberíamos intentar obtener una visión global más allá de nuestro interés puntual, y preguntarnos que opinaríamos si no viviesemos en zonas cercanas a locales de ocio nocturno y nuestros hijos acudieran a ellos y fueran tratados con ultrasonidos para que llevaran sus botellas y cigarros a otras partes, o por ejemplo si lo hacen con nosotros cuando desde nuestra casa en la urbanización salimos a tomar una copa y nos apetece fumar un cigarro al fresco.
Además de preguntas como ésta y muchísimas más variantes que se alejan del simple “ a mi me molesta, por lo tanto estoy de acuerdo”, sería interesante, después de ver que se estudia tratar “literalmente” a un sector de la población en un ámbito concreto como ganado, observar en cuantas situaciones y ámbitos concretos se utilizan medios para tratar a las personas como animales, aunque quizá sean ya tan habituales para nosotros que ni siquiera lo hayamos advertido. Y por último, preguntarnos que es más escandaloso, si permitir que se utilizen mecanismos de este tipo para seres humanos, aunque estos molesten a nuestro bienestar, o que quizá estos sistemas, dónde la masa social es tratada como vacas, sean más numerosos de lo que nunca hemos pensado.
Aún así, y afortunadamente, por ejemplo, el ayuntamiento de A coruña y el proyecto escoitar.org suspendieron su instalación en una zona frecuentada por “juventudes ociosas”, y un responsable municipal afirmó “que no se instalaría por la alarma social que se ha creado”, y posteriormente afirmaba estar gratamente sorprendido por que se haya creado debate, pues esa era la intención...