por M.E. Romero para La Independiente Digital
El fenómeno de Darwin y su teoría no se puede valorar ni entender primero, sin conocer el contexto socio-político y económico de la era en la que surgió y segundo, sin comprender que fue una de las piezas de un vasto engranaje. Solo conociendo los enormes cambios y transformaciones liderados por las clases pudientes inglesas (la aristocracia imperialista y las élites mercantiles, financieras y académicas) en pos del desarrollo y robustecimiento del sistema óptimo para su propio beneficio, el aún subdesarrollado sistema capitalista, podremos ver la conexión entre las diferentes piezas del nuevo entramado socio-económico, ideológico y político y ver como la teoría de Darwin fue una pieza clave en la edificación del nuevo orden que estaba siendo cuidadosamente diseñado y eficazmente implementado.
El contexto
La Revolución Industrial fue además del término utilizado para denominar el receptáculo de todas las nuevas ideologías y medidas ideadas por las élites para el desarrollo exponencial del capitalismo, el proceso mismo de su imposición.
El contexto
La Revolución Industrial fue además del término utilizado para denominar el receptáculo de todas las nuevas ideologías y medidas ideadas por las élites para el desarrollo exponencial del capitalismo, el proceso mismo de su imposición.
Las teorías económicas
Adam Smith había ideado la noción de libre mercado tres décadas antes del nacimiento de Darwin. En su obra La Riqueza de las Naciones Smith propone la liberalización del mercado, “cuando un individuo persigue su propio interés, indirectamente promueve el bien de la sociedad”. En esa misma obra utiliza el término “la mano invisible”: “Cuando el sujeto se esfuerza en su propio beneficio, contribuye inconscientemente y de manera mas efectiva al beneficio del interés público, y en esto, como en muchas otras cosas, está dirigido por una mano invisible en la promoción de una meta que no era parte de su intención.” Indispensable meditar sobre quienes se beneficiaban en última instancia de los “beneficios públicos” (y siguen haciéndolo).
Las teorías geo-sociales
Thomas Malthus desarrolló la teoría que lleva su nombre en su obra Ensayo sobre el principio de la población donde predijo que la sobrepoblación provocaría la extinción de la raza humana para el año 1880. “Si el ritmo de crecimiento de la población responde a una progresión geométrica, mientras que el ritmo de aumento de los recursos para su supervivencia lo hace en progresión aritmética se podía inferir que la caridad y ayuda a los pobres (propia del paternalismo Tory) eran inútiles, ya que sólo resultarían en un crecimiento del número de pobres. Esta idea fue aprovechada por los Whigs para desarrollar sus ideas económicas, ejemplificadas por la Ley de Pobres de 1834, que fue descrita por sus oponentes como
...una ley malthusiana diseñada para forzar a los pobres a emigrar, a trabajar por salarios más bajos, a vivir con una cantidad reducida de alimentos.”
...una ley malthusiana diseñada para forzar a los pobres a emigrar, a trabajar por salarios más bajos, a vivir con una cantidad reducida de alimentos.”
La síntesis
Si meditamos por un momento como la Revolución Industrial y la introducción de máquinas redujo la necesidad de mano de obra, por ejemplo, las máquinas textiles producían entre 40 y 50 veces mas que un solo trabajador, y entendemos que para las mentes supremacistas que componen el Estado, este no es mas que una gran planta de producción que debe ser gestionada eficientemente para asegurar la riqueza de la famosa mano invisible de Smith (ellos mismos), podemos empezar a entender que las ideas de competición, interés propio, eugenistas y Malthusianas nacidas en aquella época no eran mas que doctrinas supremacistas necesarias para moldear al individuo eficientemente y gestionar el mercado en beneficio de las élites. Mantener la mano de obra justa para reducir el gasto asociado a ella podría ser posible llevando a cabo una eficaz política de control de la población, tanto a niveles de números como de calidad. Para ello, los ideales eugenistas de selección natural y la adoctrinación para producir seres aptos para el desarrollo del capitalismo iban a ser clave.
Así pués, Charles Darwin, miembro de las clases pudientes inglesas naturalista y eugenista, fue otro teórico al servicio de la meta capitalista. Si tenemos en cuenta que las ideas de Malthus influyeron en la construcción de la teoría de la evolución de Charles Darwin, a través de la novelista Harriet Martineau, si además somos capaces de ver como la teoría de la supervivencia del mas fuerte interioriza la teoría del beneficio propio y la competitividad postulada por Smith en el propio individuo, y la teoría de la selección natural normaliza la noción de la eugenesia, presentándola como un proceso natural y necesario, ¡la misma madre naturaleza lo lleva a cabo! Veremos pues que, de todas las insidiosas y supremacistas teorías de la época que sirvieron para la destrucción del individuo, la instauración del egoismo y el despotismo en las entrañas de cada ser humano, Darwin fue el teórico mas efectivo, he ahí su encumbramiento a nivel de semi-dios.
Su teoría sigue siendo hoy en dia una teoría, aunque ya muchas voces científicas la han invalidado, y puesto que nunca ha sido científicamente probada (ni lo podrá ser) entra dentro del ámbito de las creencias y como tal es equiparable a una religión. Por lo tanto, aquellos que han caido en la trampa de dialéctica Hegeliana creada para mantenernos atrapados en un loop infinito de “ciencia contra religión” harían bien en comprender que lo de Darwin es también religión.
Si meditamos por un momento como la Revolución Industrial y la introducción de máquinas redujo la necesidad de mano de obra, por ejemplo, las máquinas textiles producían entre 40 y 50 veces mas que un solo trabajador, y entendemos que para las mentes supremacistas que componen el Estado, este no es mas que una gran planta de producción que debe ser gestionada eficientemente para asegurar la riqueza de la famosa mano invisible de Smith (ellos mismos), podemos empezar a entender que las ideas de competición, interés propio, eugenistas y Malthusianas nacidas en aquella época no eran mas que doctrinas supremacistas necesarias para moldear al individuo eficientemente y gestionar el mercado en beneficio de las élites. Mantener la mano de obra justa para reducir el gasto asociado a ella podría ser posible llevando a cabo una eficaz política de control de la población, tanto a niveles de números como de calidad. Para ello, los ideales eugenistas de selección natural y la adoctrinación para producir seres aptos para el desarrollo del capitalismo iban a ser clave.
Así pués, Charles Darwin, miembro de las clases pudientes inglesas naturalista y eugenista, fue otro teórico al servicio de la meta capitalista. Si tenemos en cuenta que las ideas de Malthus influyeron en la construcción de la teoría de la evolución de Charles Darwin, a través de la novelista Harriet Martineau, si además somos capaces de ver como la teoría de la supervivencia del mas fuerte interioriza la teoría del beneficio propio y la competitividad postulada por Smith en el propio individuo, y la teoría de la selección natural normaliza la noción de la eugenesia, presentándola como un proceso natural y necesario, ¡la misma madre naturaleza lo lleva a cabo! Veremos pues que, de todas las insidiosas y supremacistas teorías de la época que sirvieron para la destrucción del individuo, la instauración del egoismo y el despotismo en las entrañas de cada ser humano, Darwin fue el teórico mas efectivo, he ahí su encumbramiento a nivel de semi-dios.
Su teoría sigue siendo hoy en dia una teoría, aunque ya muchas voces científicas la han invalidado, y puesto que nunca ha sido científicamente probada (ni lo podrá ser) entra dentro del ámbito de las creencias y como tal es equiparable a una religión. Por lo tanto, aquellos que han caido en la trampa de dialéctica Hegeliana creada para mantenernos atrapados en un loop infinito de “ciencia contra religión” harían bien en comprender que lo de Darwin es también religión.